Tras llegar a nuestro alojamiento en Oświecim a última hora de la tarde, pasamos la noche tratando un elemento fundamental de la ideología nazi de la época, el antisemitismo. De este modo, refrescamos nuestros conocimientos como base para los próximos días.
Después de un buen desayuno, el lunes por la mañana salimos a pie hacia el campo principal (Auschwitz I), que no estaba muy lejos. Una vez que llegamos allí, ya nos esperaba un guía con el que pudimos comenzar nuestra visita guiada de tres horas por el recinto, bastante grande, tras el control de seguridad. Tras atravesar la puerta con la inscripción "Arbeit macht frei" ("El trabajo te hace libre") con una sensación ya deprimente, visitamos bloques individuales y recibimos mucha información sobre la historia del campo principal.
Hoy en día, la mayoría de los cuarteles ya no son originales, pero se han montado exposiciones campestres. Estas exposiciones presentan la historia de cada uno de los países bajo el nacionalsocialismo, el destino de las víctimas de estos países en el complejo de campos de Auschwitz-Birkenau y la participación de los ciudadanos de los respectivos países como autores y ayudantes en los crímenes allí cometidos.

Sin embargo, el campo principal fue sólo el comienzo del mayor crimen humano de la historia. Una atrocidad aún mayor se refleja en Auschwitz - Birkenau (Auschwitz II), a tres kilómetros del campo principal. Este fue nuestro destino en el segundo día. Nos recibió un clima frío en el enorme sitio. Vimos la magnitud del horror, que antes era inimaginable. Nuestro grupo atravesó la puerta de entrada, pasó por las vías y tuvo la oportunidad de visitar algunos de los barracones de madera que se conservan, donde se alojaban hasta 400 prisioneros en condiciones catastróficas en un espacio muy reducido. El número real de barracones lo recuerdan los cientos de chimeneas de ladrillo o las ruinas de las mismas que brotan del suelo hasta donde alcanza la vista en el lado derecho de la "Judenrampe". Aquí es exactamente donde continuamos nuestra visita guiada, que nos llevó hasta el final del sitio a la "sauna", pasando por las ruinas de cuatro cámaras de gas y crematorios.
El final de nuestra visita fue el cuartel de mujeres, donde un gran número de mujeres embarazadas encontraron la muerte durante la época nazi. Sin embargo, mis compañeros y yo estábamos especialmente consternados por los garabatos de turistas que aparecían por todas partes en el interior del edificio. Todos teníamos una gran incomprensión por este tipo de falta de respeto.
Después de que aún pudiéramos comprar libros en una librería, nos dirigimos al centro de Oświecim para fortificarnos con comida en una típica cantina polaca antes de visitar una sinagoga, el barrio judío y otros puntos importantes de la ciudad, entre otras cosas. En definitiva, el martes fue un día agotador, esclarecedor y emotivo.

El miércoles por la mañana fuimos a un monasterio franciscano cerca de Birkenau. Allí nos esperaba un monje que nos guió por la "exposición" de Marian Kolodziej (él mismo preso y sacerdote) y pudo impartirnos valiosos conocimientos. Sus dibujos son principalmente en blanco y negro y pretenden ilustrar únicamente los sentimientos de los presos. Entre otras cosas, los autores son representados como dragones/monstruos y no como personas.
En definitiva, la visita a la exposición "Imágenes en la mente" fue muy conmovedora, por lo que pudimos ponernos aún más en el papel de la víctima y comprender mejor la crueldad del crimen.
Después, visitamos el "Centro Internacional de Encuentro de la Juventud" en Oświecim con el fin de adquirir conocimientos importantes para una mejor comprensión antes de la visita a Monowitz (Auschwitz III). El campo de concentración Auschwitz III de Monowice se utilizó para ubicar industrias en el sur de Polonia ocupado por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. En las fábricas, que siguen activas hoy en día, se producía el "Zyklon B" necesario para el gaseado.
El jueves fuimos a Cracovia, donde una visita guiada a la ciudad y un debate con testigos contemporáneos fueron los puntos más destacados de nuestro viaje. Volvimos a escuchar directamente a una antigua superviviente (de niña en el campo de concentración) sobre las circunstancias en las que vivió la vida en el campo y fue fascinante escuchar la historia de esta mujer de 82 años. En casi dos horas escuchamos los recuerdos de la Sra. Lidia Maksymowicz: desde la llegada al campo de Auschwitz-Birkenau junto con su madre, la separación de ella en el campo, la liberación en 1945 hasta el reencuentro con su madre después de 16 años.
Después de eso, a más tardar, debería quedar claro para todos nosotros en qué circunstancias "lujosas" crecimos en comparación con Lidia Maksymowicz.
El resto del tiempo en Cracovia fue libre para todos nosotros. Algunos de nosotros fuimos a la fábrica de Schindler. Nos alegramos de poder aprovechar esta oportunidad de visita, aunque habíamos subestimado bastante el tamaño de la exposición.

El viernes, empezamos con una reflexión de una hora sobre toda la semana, durante la cual pudimos deshacernos de todos nuestros pensamientos y así evaluar todo el viaje conmemorativo. Antes de volver a casa, fuimos una vez más a Birkenau. Aprovechamos esta breve estancia para conmemorar a las víctimas colocando una rosa en un lugar del campo de concentración o en la antigua rampa judía.
Alrededor de las once, después de una semana agotadora y muy interesante, pero también conmovedora, emprendimos el viaje de vuelta a casa. Hacia las diecinueve llegamos a nuestro destino, Meerane.
En resumen, la semana ha merecido mucho la pena. Al experimentar los lugares, el testimonio contemporáneo y mucho más, se sentaron las bases para comprender la época de forma aún más intensa. Además, esta semana nos enseñó muy bien a apreciar incluso las cosas pequeñas. Porque la vida puede cambiar tan rápidamente del lado hermoso al cruel. Agradecemos al IBB y a la Fundación Brücke/Most de Dresde la financiación y organización del viaje.